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Un argentino compró el auto más veloz del mundo: un Bugatti Chiron y lo trajo de Miami

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Recientemente, un empresario argentino ha captado la atención pública al adquirir el auto más rápido del planeta, un Bugatti Chiron, y traerlo desde Miami a través de un flete aéreo.

La noticia se difundió gracias a un tuit del piloto de avión Ezequiel Sicardi, quien compartió la anécdota y reflexionó sobre el poder del dinero para generar felicidad en las personas. El hecho, de que un superdeportivo de tal magnitud haya llegado a la Argentina ha generado curiosidad y admiración, dado que vehículos de este tipo son raramente vistos en el país.

El Bugatti Chiron -el de esta historia-, anteriormente pertenecía al famoso cantante Bad Bunny, representa no solo un ícono en el mundo de los automóviles, sino también un logro tecnológico y de diseño. Este hiperdeportivo fue lanzado al mercado en 2016 como sucesor del Bugatti Veyron, y desde entonces ha mantenido su reputación como el vehículo más veloz del mundo, superando los 500 km/h. La combinación de su potente motor y su diseño aerodinámico lo han convertido en un símbolo de lujo y rendimiento.

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Características técnicas del Bugatti Chiron

Este hiperdeportivo cuenta con impresionantes características técnicas. Está equipado con un motor W16 de 8 litros capaz de generar 1500 caballos de fuerza (CV), lo que le permite acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 2.5 segundos. Su diseño, además de imponente y agresivo, está pensado para optimizar su aerodinámica, lo que lo consolida como una obra maestra en términos de tecnología automotriz. Su precio inicial como 0 km era de cuatro millones de euros.

En términos de diseño, el Chiron presenta una estética muy baja y agresiva. Su apariencia imponente no solo es visualmente impactante, sino que también contribuye a mejorar su aerodinámica, lo que a su vez optimiza su rendimiento en la carretera. La atención al detalle en la fabricación del Chiron es evidente; de hecho, cada unidad se produce casi de manera artesanal en la fábrica de Molsheim, Francia, donde Bugatti tiene su sede. Este enfoque demuestra el compromiso de la marca con la calidad y la exclusividad.

El traslado

El traslado del Bugatti Chiron desde Miami a Sudamérica es otro de los aspectos que ha generado gran interés. El recorrido incluyó una escala en Lima, luego Ezeiza, y finalmente Montevideo, según señalaron usuarios en redes sociales. El transporte se realizó mediante un avión de Aerolíneas Argentinas, lo que despertó comentarios tanto de admiración como de polémica en redes sociales. Un usuario identificado como Ezequiel Sicardi, conocido en la plataforma X como @flysicardi, compartió imágenes del vehículo siendo transportado dentro de la aeronave. En su publicación, expresó: "Un argentino mendocino contrató flete Miami-Ezeiza de @Aerolineas_AR para traerse este chiche. El que me diga que el dinero no hace feliz al hombre, que me demuestre lo contrario".

No obstante, investigaciones posteriores revelaron que el verdadero destino final del auto era Punta del Este, Uruguay.

El valor del Chiron y su exclusividad

El precio del Bugatti Chiron en esta operación sería de 2.4 millones de euros, lo que equivale a casi 2.5 millones de dólares, colocándolo en la categoría de los automóviles más caros del mundo. Esta cifra no solo refleja el costo de la manufactura y la tecnología de vanguardia que incorpora, sino también el estatus y la exclusividad que posee como símbolo de lujo. Es importante destacar que la producción del Chiron es limitada, lo que contribuye a su valor en mercados tanto nacionales como internacionales.

La historia de su antiguo propietario, Bad Bunny, agrega un toque de relevancia cultural a este automóvil. La convergencia de la música urbana y el lujo del automovilismo resuena particularmente en la comunidad joven, que ve en este tipo de vehículos un símbolo de éxito y triunfo personal. La siguiente lección que emana de esta transacción es la capacidad del automóvil para trascender su función utilitaria y convertirse en un objeto de deseo, admiración y estatus social.

El Bugatti Chiron “110 Ans” es una edición limitada creada para conmemorar los 110 años de historia de la marca. De esta serie, solo se fabricaron 20 ejemplares, lo que lo convierte en un objeto de deseo extremadamente exclusivo. Este modelo en particular fue adquirido de segunda mano, ya que su primer dueño, Bad Bunny, confesó haberse arrepentido de comprarlo debido a su costoso mantenimiento y lo vendió tras haberlo usado por pocos kilómetros.

Oscar Fernández compartió su alegría en las redes.

El comprador

Oscar Fernández, el comprador, es un empresario chaqueño de 51 años, apodado "El Toro", y ha causado revuelo al adquirir el auto más veloz del mundo: un Bugatti Chiron “110 Ans”. Oscar Fernández, lidera una empresa de logística internacional y proviene de una familia con inversiones en campos, agricultura y ganadería, decidió transportarlo a Uruguay, país que registra la llegada de otros vehículos de lujo por parte de coleccionistas argentinos.

El exclusivo vehículo fue transportado desde Miami hasta Argentina y cuenta con un particular trasfondo, ya que anteriormente fue propiedad del conocido cantante de reguetón Bad Bunny. La historia de esta compra ha captado la atención no solo por el vehículo en sí, sino también por el traslado aéreo involucrado y el perfil de Fernández, quien además se encargó de compartir su emoción a través de las redes sociales.

Un regalo de "Papá Noel"

Oscar Fernández compartió detalles de su compra en redes sociales, describiéndola como un regalo de fin de año. En sus propias palabras, Fernández agradeció las enseñanzas de su padre y expresó: "Un año más que se va y Papá Noel que sigue sin fallarme. Más allá de eso, este fue un año de muchos cambios, los cuales tuve que afrontar con mente fuerte y positiva, y mirando a futuro como si no hubiera un final". Este mensaje, acompañado por imágenes del vehículo, resalta el significado personal que el empresario atribuye a esta compra.

Evento notable

La llegada del Bugatti Chiron a la Argentina es un evento notable tanto desde el punto de vista automovilístico como cultural. A través de esta transacción, se abre un diálogo sobre el significado del lujo, la exclusividad y cómo el dinero puede influir en la vida de las personas. Atrae atención no solo por su impresionante desempeño y características técnicas, sino también por el trasfondo que lo envuelve, desde su origen en Miami hasta su anterior propietario en el mundo de la música. Esta historia no solo resalta la pasión que los automóviles pueden generar, sino que también ilustra cómo el sueño de poseer un superdeportivo puede realizarse, incluso en lugares donde estos vehículos son poco comunes. La satisfacción que proporciona la adquisición de un automóvil como el Chiron se convierte así en un reflejo de la ambición y el éxito personal de su nuevo propietario, un claro recordatorio de que, en muchos casos, el acceso a ciertas experiencias y objetos puede ofrecer una forma de felicidad que va mucho más allá de lo material.

OPINIÓN DEL PERIODISTA

La noticia de referencia -creo- potenció al segmento masculino de una manera insospechada. Y es que todos, en mayor o en menor medida, soñamos desde niños con el auto de nuestros sueños.
Este señor, Oscar Fernández, no importa a que se dedica, pudo cumplir el sueño de ese segmento con -nada menos- el auto más veloz del mundo.
Aunque quede raro, desde el desconocimiento total de y hacia esa persona las felicitaciones del caso, porque al decir de muchos, si se puede dar un "gustito", que se lo de, aunque cueste millones.
También, la razón advierte que esa "máquina" debe ser tratada con mucho cuidado, dado que tenemos ejemplos en nuestra Salta, donde ocurrieron accidentes fatales en el que los conductores por distintos motivos no pudieron controlar sus vehículos, sin ser súper autos, ocasionando terribles accidentes.
Otra vez, felicitaciones para don Oscar Fernández, que pudo cumplir "el sueño del pibe".

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